Cada maestrillo tiene su librillo
La biblioteca pública de Velliza, pequeño pueblo pero con un gran número de aficionados a la lectura, está muy bien equipada y organizada. Muchos de los habitantes de Velliza concurrían en su sala de lectura o pedían libros prestados, respetando correctamente el plazo de devolución. Un día, el concejal de cultura asignó a la biblioteca un edificio mejor, más grande. Para hacer más cómoda la mudanza, a la bibliotecaria Charito se le ocurrió una brillante idea que alivió muchísimo el trabajo ¿Cuál fue?