Lo confieso, no he estado muy acertado con los regalos de reyes. Creía que conocía bien a todos los destinatarios pero me he equivocado. Y es que pensándolo bien, no le puedo comprar a mi madre una máquina cortacésped cuando ni siquiera tiene jardín. El dicho “conocer a alguien como la palma de mi mano” cobra aquí un significado especial.  ¿Es esta afirmación cierta y aplicable a todas esas personas que creemos conocer perfectamente o es una total mentira? Lo cierto es que en “El lenguaje del cuerpo” un estudio realizado por Allan y Barbara Pease se afirma que “menos del 5% de la gente es capaz de identificar la palma de su mano en una fotografía”. Y para comprobarlo he hecho la prueba. Fotografío las palmas de las manos de todos mis compañeros de oficina (no es que seamos precisamente íntimos, pero verles todos los días y compartir alguna que otra caña me puede ayudar) y la mía propia. Las paso al ordenador y ¡sólo reconozco la de mi jefe! ¿Será porque es el que me paga todos los meses? Ni siquiera he podido identificar la mía y eso que sólo eran 6 palmas…

Conocer a alguien

Lo mejor de todo es que he hecho la prueba con ellos y también han sido incapaces. Con esto se demuestra que la mayoría de nosotros ni siquiera conocemos nuestra propia palma, por lo que aún conoceremos menos a la persona a la que hagamos referencia.

¿Te animas a hacer el experimento? ¿No crees que la frase sería más adecuada si hiciera referencia al reverso de nuestra mano, que al fin y al cabo vemos más que el anverso? Necesito respuestas a esto que no me deja dormir…