Un ilusionista escribe sobre un terrón de azúcar la inicial de un espectador. Tirando el terrón dentro de un vaso lleno de agua y tomando la mano del espectador, la coloca plana con la palma sobre el borde del vaso. Cuando el terrón se ha disuelto, el espectador comprueba que la letra ha quedado impresa en la palma de su mano.